domingo, 1 de enero de 2006

A modo de recuerdo y motivación

Sebastián Villalobos Romero

Comunidad yachayutqaytam

Comienza un nuevo año y me complace saludarles y desearles toda clase de venturas en el 2006. El tiempo pasa inexorablemente y llegamos a esta etapa de reencuentro en el movimiento en el cual nunca es vano hablar del compromiso cristiano y que tan profundamente implicados están el hombre y la sociedad.

Al mismo tiempo la política , por ser una actividad donde lo humano está tan expresamente en juego, apela a la responsabilidad de la fe cristiana toda vez que hoy como ayer existen entre nosotros situaciones de egoísmo e injusticia, se registran fallos y omisiones por falta precisamente de coherencia entre la fe y la vida. Si bien es cierto que no todos participamos en el mismo modo y medida sino en el contexto y tarea que corresponde a cada uno de acuerdo con sus responsabilidades es de esta manera que atendiendo las criticas negativas de la acción política no justifica la ausencia ni la indiferencia de los cristiano frente a la política.

En esta perspectiva honestamente considero que en el movimiento falta un estilo motivador para cambiar las cosas, porque desde luego no nos falta generosidad, sino comprender con mayor claridad la vocación a la que estamos llamados todos los cristianos creyentes, lucidez cristiana para ver en que consiste el verdadero servicio al hombre y al bien común además de la fortaleza como dice Andrés para salir de los caminos fáciles , los rutinarios y buscar las nuevas sendas de hoy ya que somos luz que no ha de esconderse.

Sobre este asunto la expresión que a los católicos se nos conoce más por ir a misa que por salir, curiosamente tiene que ver con el termino misa y más aún con_ salida esto es la misión al mundo y en el mundo, en este caso al traducir el popular “ite missa est” por el de “pueden ir en paz”, se ha postergado el imperativo Ite que se interpreta en Id al mundo entero. Y esta verdad nos la ha recordado Juan Pablo II en la encíclica Centecimus Annus donde subraya que la misión de los cristianos, laicos sobretodo, es la animjavascript:void(0)
Publicaración evangélica de las realidades humanas, en virtud del cual cumplida la celebración de la misa empieza la misión, que es la animación de la vida desde el evangelio donde el ser humano es sujeto de fe y por lo tanto preparado para ser cristiano.

Finalmente estoy convencido que una propuesta desafiante en el movimiento es la formación y aunque la situación no parece haber mejorado, repensar que somos enviados a evangelizar a los pobres naturalmente no basta hablar de pobreza sino conocerla. Todo esto nos hará ver que la pregunta por la significación teológica de la liberación es en realidad una cuestión sobre el sentido del mismo cristianismo y sobre la misión de la iglesia que trata de retomar los grandes temas de la vida cristiana en el radical cambio de perspectiva y dentro de la nueva problemática planteada por este compromiso en que el derecho de los pobres se fundamenta por que son derechos de Dios.