miércoles, 28 de febrero de 2007

Reflexiones en torno al Operativo Empleada Audaz

Emilio Salcedo Tapia
Estudiante de sociología, PUCP.
emiliosalcedo at yahoo dot com

Se me ha pedido escribir una nota sobre el “Operativo Empleada Audaz”. Recibo tal encargo con entusiasmo, pues me permitirá ordenar y articular algunas ideas surgidas luego de participar en dicha actividad.

El “Operativo Empleada Audaz” se realizó el domingo 28 de enero en las playas de Asia, 97.5 kilómetros al sur de Lima, fue organizado con poco menos de un mes de anticipación por la Mesa de Lucha contra el Racismo y la Discriminación de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos; y logró captar la participación de alrededor de 700 personas. El objetivo era manifestarse de un modo pacífico e ingenioso, en contra de las indignantes condiciones, no sólo de trabajo sino también de vida, a las que se ven sometidas las trabajadoras del hogar. En realidad, no solamente en Asia se realizan este tipo de prácticas, sólo que el sureño balneario se ha convertido en el punto paradigmático de este tipo de conductas, y, desafortunadamente, también de otras, como la restricción del acceso a las playas a cualquiera que no sea residente, especialmente si tiene la tez trigueña o ligeramente oscura, no precisamente por un magnífico bronceado. Detrás de argumentos tales como “no pueden bañarse porque están en su horario de trabajo” ó “se restringe el acceso por seguridad”, lo que se esconde en verdad son concepciones preñadas de racismo y discriminación.

En el momento cumbre de aquel memorable domingo, el sol se encontraba en su punto más alto, bordeando la orilla y de cara al mar, la larga fila de activistas hombres y mujeres, tomados de las manos, ataviados con un polo blanco con la leyenda “Basta de Racismo” encerrada en un círculo rojo y con el uniforme de trabajadoras del hogar, respectivamente, se perdía a la distancia. A la voz de “uno, dos y tres, ¡empleada audaz!” todos corrieron al mar y se dieron una simbólica zambullida de libertad. Cuando salieron empapados de pies a cabeza, estallaron los aplausos, la alegría y los espontáneos abrazos entre los concurrentes. Mientras todo ello ocurría, los ‘residentes’ de Asia, parapetados en grupos bajo sus sombrillas, observaban con una risa nerviosa y cuándo no, con gestos de estupor y desaprobación.






























Nelson Manrique en su columna del diario Perú 21 del lunes 29 de enero escribe sobre el Operativo. Para Manrique, el ‘Operativo Empleada Audaz’ puso el dedo en la llaga de uno de los principales problemas de la sociedad peruana contemporánea: el racismo. Tal pauta de comportamiento es una de las herencias coloniales y oligárquicas que aún subsisten. El racismo, anida cálido en subjetividades que no han cambiado tan sustancialmente como sí lo han hecho la economía y la política en las últimas tres décadas. Es más, para Manrique, han sido el racismo y el corporativismo anclados en las mentalidades, los elementos que cerraron el paso a la transición final hacia la modernidad. De ese modo, se generó una letal incapacidad -especialmente en la clase dirigente-, peligrosamente presente aún, para comprender la complejidad de la sociedad, lo que favoreció en los ochentas, el estallido de una de las más graves crisis de nuestra historia: conflicto armado interno, crisis económica e hiperinflación, crisis y trastocamiento de la institucionalidad así como de la política, y la captura del Estado y su conversión en un Estado corrupto y corruptor por parte de una mafia cívico-militar, empresarial-neoliberal.

Manrique concluye su columna afirmando que en Asia se juegan cosas mucho más importantes de lo que podría creerse a simple vista. Concuerdo con él y por ello es que me atrevo a ir un poco más allá, y proponer, que los temas de pobreza, desigualdad y exclusión poseen una estrecha correlación con el racismo y con lo que sucede en Asia.

Pobreza, desigualdad y exclusión.

De acuerdo a Efraín Gonzales de Olarte[2], de todos los programas de ajuste estructural (PAE) aplicados en la región latinoamericana a principios de los noventas, en el Perú se aplicó el modelo neoliberal extremo. El modelo cumplió sus objetivos, redujo la hiperinflación, estabilizó la economía, favoreció la inversión y el crecimiento, entre otros muchos logros. Sin embargo, siguiendo a Olarte, así como a diversos autores e informes, los efectos fueron muy favorables para algunos pocos y desfavorables para muchos. La distribución de los costos y beneficios del ajuste ha sido desigual. El modelo favoreció la concentración de riqueza en pocas manos y más bien aumentó la pobreza estructural a través de una mala, exigua o nula voluntad de redistribución de los ingresos. Las cifras de pobreza y pobreza extrema, mostradas en el Informe de Objetivos de Desarrollo del Milenio en el Perú del Sistema de Naciones Unidas[3], 54.3 y 23.9%, respectivamente, son más que evidentes. De acuerdo al mismo informe, en Amazonas, Huánuco, Huancavelica, Puno, Cusco y Apurímac, la incidencia de la pobreza extrema sobrepasó el 50%. El alto porcentaje obtenido por Ollanta Humala en el centro-sur y sur andino en las elecciones presidenciales del año pasado, no se debe únicamente a la denodada labor de los reservistas etnocaceristas.Dos imágenes captadas el día del Operativo Empleada Audaz nos servirán para ilustrar gráficamente el punto anterior de modo general. Aproximadamente, menos de 20 kilómetros
separan a los lugares mostrados en las imágenes 1 y 2:







Como sabemos, la pobreza no es un estado que sólo alude a la carencia de recursos económicos, sino que tiene carácter multidimensional. Alude también a la carencia e incapacidad para acceder a los recursos y oportunidades básicas para el desarrollo de una persona. Pero, ¿cómo se engarza finalmente el tema de la pobreza con el racismo y el Operativo Empleada Audaz? Pues para muchos peruanos el ser andinos, campesinos, hablantes del quechua o de cualquier otro idioma nativo como lengua materna, ha sido y es una sentencia a la postergación y a la ciudadanía de segunda o tercera clase.

Encontrándonos muy cerca del bicentenario de nuestra independencia, una parte importante del sector de la sociedad nacional que se benefició de las reformas de mercado de los noventas permanece casi inmutable ante las fallas históricas que, ya en una ocasión bastante reciente, nos han colocado al borde del abismo. Me refiero al periodo de violencia investigado por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). En su informe final, la CVR encuentra que precisamente esas fallas estructurales fueron parte de los factores que hicieron posible el conflicto:

“De acuerdo con los testimonios recogidos por la CVR , la violencia golpeó principalmente a los habitantes más pobres en las áreas más pobres del país. Sin embargo, como esos mismos testimonios indican, la pobreza no explica por sí sola la violencia sin precedentes que vivió el país. Es más preciso entenderla como uno de los factores que contribuyó a encender el conflicto y como el telón de fondo sobre el cual se desarrolló este drama.

Contra ese telón de fondo, adquieren un papel muy importante para explicar el conflicto las múltiples brechas que atraviesan el país. La más visible y dramática es la que separa a ricos y pobres. Tanto o más que la pobreza misma, importa la inequidad, las abismales diferencias entre los que más tienen y los que sobreviven. Recordemos que el Perú tiene una de las peores distribuciones del ingreso en América Latina y en el mundo.

Igualmente, se trata de una distribución desigual del poder político y simbólico, incluyendo aquí el uso de la palabra, es decir, quién tiene derecho a hablar, quién es escuchado y quién no lo es.”[4]

Somos una sociedad posconflicto, nos haría bien a todos asumirlo, especialmente a nuestra clase dirigente, que no vacila en recurrir al fantasma de la violencia o del terrorismo cada vez que desean reprimir a alguna comunidad o sector de la sociedad que protesta por el abuso de poder. Asumirlo cabalmente significaría, por lo menos, conocer, discutir y tratar de implementar el programa de acciones que la CVR dejó en sus recomendaciones para superar las huellas y secuelas de violencia y para prevenir en el futuro un nefasto proceso similar. Insistir en lo contrario, en parapetarse en su núcleo social, en la indiferencia e ignorancia de un lado y de otro lado en la postergación para los miles de afectados por la violencia no sólo no es ético sino que es preparar el caldo de cultivo perfecto para la repetición de la violencia.

Ante este panorama general, ¿queda alguna esperanza? Me inclino a pensar que sí, de hecho, el éxito del Operativo Empleada Audaz es una esperanza. La participación de cientos de jóvenes en diversos programas de voluntariado es una esperanza. Como aquel en el que un pequeño ejército de jóvenes universitarios, de ambos sexos, construyen cientos de casas de madera con piso para las familias más pobres de los asentamientos humanos más alejados. Precisamente la reconciliación propuesta por la CVR trata acerca de eso, de tender los puentes entre los sectores de la sociedad que tradicionalmente se han mantenido alejados, de reconocer por fin que, tras los diversos colores de piel, todos los seres humanos somos la misma pasión y carne, o como lo dijo más bella y profundamente Shakespeare: “Todos estamos hechos de la misma sustancia con la que se trenzan los sueños”[5]. La pregunta que de madura se desprende por sí sola es, como estudiantes universitarios, ¿queremos ser parte de la esperanza?

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[1] Pueden encontrarse más notas sobre el operativo “Empleada Audaz” en el blog: http://protestaaudaz.blogsome.com; y fotografías en: http://picasaweb.google.es/chaskky.

[2] GONZALES DE OLARTE, Efraín. El neoliberalismo a la peruana. Lima: Instituto de Estudios Peruanos y Consorcio de Investigación Económica, 1998.

[3] ONU – PERÚ. Hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en el Perú. Un compromiso del país para acabar con la pobreza, la desigualdad y la exclusión. Lima, 2004.

[4] Comisión de la Verdad y Reconciliación. Informe Final. Lima: CVR, 2003, Tomo VIII, capítulo 1, sección 3, página 33.

[5] Frase en cursiva tomada de: SAVATER, Fernando. Ética para Amador. Barcelona: Ariel, 1995.

sábado, 17 de febrero de 2007

Testimonio - ¿Cuál debe de ser la actitud del joven en nuestra realidad?

En la PUCP, como ocurre en muchas otras universidades del país pero en distintos grados, no todos los jóvenes viven al tanto de la coyuntura del país. Existe una gran población no mayoritaria que no tiene la menor idea de lo que ocurre en él o simplemente no les interesa saberlo. Existen por ende, muchos compañeros de estudio que continúan viviendo en su burbuja.
Hace unos meses, formé parte del Centro Federado de la Facultad de Estudios Generales Letras, facultad que posee la mayor cantidad de estudiantes recién egresados del colegio. De dicha participación, saqué muchas conclusiones tales como el significado de compromiso que cada joven tiene y que muchos otros ni la conocen; la tergiversación de la palabra “compromiso” conmigo mismo y compromiso con el otro, en busca de mis intereses ó la de los demás. A la vez, dicha participación me trajo muchas preguntas como, ¿La juventud de ahora, realmente tiene compromisos? Y ¿con quién las tiene? ¿Asume verdaderamente ese compromiso, en busca de qué?

Con el paso del tiempo, la sociedad cambia, al cambiar los actores que la conforman ésta debe de también cambiar. Nuestra sociedad ha cambiado en comparación de 2 ó 3 décadas atrás. Pero más que nada diría que los intereses y el modo de vida de los jóvenes a cambiado; por diversas razones, las preocupaciones que vivía el país y que interpelaba a cada ciudadano eran otras, las reformas que se llevaban a cabo a nivel internacional y nacional eran otras, que obligaban al joven estar atento a su realidad y cuestionarse sobre ella y a la vez cuestionar a los demás. Las demandas eran otras en esa realidad y son otras en la nuestra. Diría que nos ha tocado a los jóvenes de ahora, vivir una época muy pasiva y ello está demostrado en la actitud de muchos de nosotros que continúan viviendo en una burbuja y de muchos otros que ni tienen una. Mi objetivo es cuestionarnos acerca de ¿Cuál debe de ser la actitud del joven en nuestra realidad?, ¿Qué intereses verdaderos tiene cada uno?,pero sobretodo, ¿Cuál debe ser nuestro comportamiento frente al país en el que vivimos y la realidad a la que nos ha tocado vivir?

Por lo tanto, tendré que decir que recogí opiniones y el sentir de algunos compañeros universitarios sobre la situación política y social del país. Dichas opiniones se intensificaron sobretodo en un problema que ellos sentían que el país vivía, que es el deterioro cultural, que como ellos sostienen, el país requiere de una identidad nacional. Esta idea de identidad nacional, es saber que todos somos peruanos y que por ende a la vez somos ciudadanos de una Estado que se encuentra en proceso de convertirse en Nación. Pero es difícil lograr una identidad nacional, como bien ellos se dan cuenta, por ser un país con diversas culturas, lenguas y costumbres. A su vez, señalaban que uno de los problemas del país era la fragmentación del sistema representativo. Asimismo, notaban la brecha aún marcada entre lo político y lo económico, la deficiente distribución de los recursos, como la mala focalización de las políticas sociales hacen que el crecimiento económico beneficie a algunos pocos y el nivel de la pobreza no disminuya a grandes pasos. Un malestar, que sienten los jóvenes es la corrupción, tema que aún está en agenda por resolver en nuestra sociedad y con una clase política tan cuestionada y deficiente como la saliente, y un Congreso de la República con una mínima aceptación de la población. Muchos jóvenes se preguntan por qué el pueblo votó por Alan García y al hacerlo muchos de ellos se sonrojan y se avergüenzan al momento de aceptarlo, acaso no recordaron su gobierno pasado? o es acaso que no había otro candidato? preguntas sin contestar de muchos de ellos.

Su indignación ante la exclusión hacia un sector de la población, es relativa. Muchos saben que existe una diferencia entre 2 sectores de la sociedad pero muy pocos le dan la relevancia necesaria y menos aún buscan soluciones. Para ellos, sobretodo el problema fundamental en el país y no lejano al tema de la exclusión, es la identidad que todo los peruanos debemos tener.

Con todos estos temas, quisiera pasar al segundo punto que es algo más significativo para el desarrollo del país. ¿Cuáles son los desafíos que los universitarios y más que nada cumpliendo su papel de ciudadanos de un país debemos de estar comprometidos a realizar?

Creo que la juventud desde Mariategui y Haya de la Torre ha tenido una preponderancia en el país. Hoy, más que nunca representamos algo del 20% de la población del mismo (27 millones de habitantes). La presencia que podamos tener, como sostiene Roberto Lerner, parte de una sociedad que ha madurado. No obstante, no podemos decir que los jóvenes debemos ser los únicos quienes lavemos la bandera del país. Una reconstrucción y articulación de la clase política y la sociedad civil no es una tarea sólo de jóvenes, sino de los ciudadanos en conjunto. Creo que la necesidad de hacer política “en serio” es latente y se plantea como objetivo central, pero tampoco creo que ésta sea una generación súper politizada. De lo que se trata es que desarrollemos nuestro papel como ciudadanos y con ese fin nos preparemos para hacer política de verdad. Por ejemplo, podríamos contribuir a los cambios sociales, fortaleciendo la democracia, apoyando la descentralización, participando en la concertación social, política y económica, ejerciendo plenamente nuestros derechos y deberes. Tenemos que ayudar a que el país madure sin los problemas que hoy en día lo asechan como son: la violencia, la corrupción, la indiferencia social, la exclusión, la pobreza, entre otros.

La participación de los universitarios se puede realizar por distintos medios. Comenzando por la organización de mítines ó marchas cuando son concientes de alguna infracción por parte del gobierno, organizando conferencias para promover la discusión de los temas de relevancia coyuntural de los compañeros universitarios entre alumnos y de esta manera fomentar un mayor conocimiento sobre los temas relevantes a las la coyuntura o simplemente asistiendo a los mismos con el objetivo de informarse y concientizarse sobre la situación del país, recalco que no es necesario encontrarse en el Congreso de la República o en algún cargo público para empezar a trabajar por el Perú. Como en muchas oportunidades oí al Padre Luis Fernando Crespo decir; debemos de tener una presencia activa, reveladora y no pasiva. No es suficiente el encontrarse en un determinado lugar sin que tu participación en él sea importante y significativa.

Como dijo Luis Alberto Sánchez: El Perú es un país adolescente, por ello, los jóvenes en nuestro rol de ciudadanos debemos de salir de las bambalinas y afrontar nuestra realidad, comprometiéndonos con ella y sobretodo buscando un cambio de nuestra sociedad y en definitiva de nuestro país.

Para culminar, quisiera compartir con ustedes una parte del discurso que Gustavo realizó en el Seminario Internacional “Condiciones para lograr la Reconciliación en el Perú”. Nos dijo que en medio de la situación en la que vivimos no debemos perder la esperanza, lo que no significa aguardar pasivamente, sino es un llamado a crear esperanza en los demás. Para ello, hizo uso del Evangelio de Marcos, sobre el hombre paralítico al que Jesús cura gracias a la fe que tenían los hombres que lo llevaron. Lo que Gustavo rescata fue la terquedad y la creatividad, la forma como se ingenian los hombres para hacer entrar al enfermo a la casa, sin apabullarse por la cantidad de personas que estaban amontonadas en la casa donde se encontraba Jesús que les impedían el paso, buscan otro medio un poco extraño que fue el hacer ingresar al enfermo por un hueco del techo de la casa. Con eso, les dejo para una reflexión, y termino sosteniendo que el futuro de una sociedad al igual que el de una persona no llega sino, se construye.



Muchas gracias.

Ana Gamarra Rondinel

DESAFIOS DE LOS UNIVERSITARIOS EN EL CONTEXTO ACTUAL

Ana Gamarra Rondinel **

El objetivo de mi texto es reflexionar sobre los desafíos de los universitarios en el contexto actual a través de temas relevantes en nuestros tiempos como: el contexto político de la universidad, el deterioro cultural, los desafíos de los universitarios en él y algunas conclusiones. Antes de dar inicio quisiera agradecer la invitación del comité organizador a participar en el panel sobre el tema, “La percepción de los estudiantes universitarios del ambiente político”, organizado por la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC), el sábado 26 de agosto de 2006.

Luces y sombras en la coyuntura

La coyuntura política universitaria no se encuentra ajena a la coyuntura del país. Por ello, para saber cuál es nuestra coyuntura, debemos hacer un poco de memoria y recordar lo que el gobierno de Toledo nos ha dejado. A mi parecer nos deja buenas cifras macroeconómicas pero una gran brecha social que poco a poco se ha ido intensificando, aún más, entre 2 sectores de la sociedad. Lo que se vio plasmado en las elecciones pasadas, en un pequeño volcán que se prendió y se apagó pero que claramente expresó una mezcla de agravio y rencor en la ciudadanía. He allí, una responsabilidad para el actual gobierno. Que al no lograr aminorarlo, nos encontraríamos ante desbordes sociales o atrapados en un círculo vicioso, tal como recalca el antropólogo Carlos Iván Degregori.

Asimismo, modelando un poco más la coyuntura en la que nos encontramos, creo que existe en el país un deterioro cultural que se ha afirmado y que ha salido a flote en las últimas semanas. Y es que no todos los peruanos nos reconocemos como ciudadanos, cabe cuestionarnos si alguna vez lo hicimos. Creo que este problema que margina y subestima a un buen sector de la población no es de ahora, pero que necesita de reformas institucionales profundas y necesarias que impliquen un reconocimiento de la diversidad cultural del país.

A la vez, tanto la opinión de mis compañeros como la mía es que muchos de los problemas del país como los outsiders, la no institucionalización, la exclusión social por el mal procesamiento de las demandas de la población y la no discusión de temas relevantes por el Estado, conjuntamente con la fragilidad de las instituciones son consecuencias de la crisis de los partidos políticos. Problema originado desde hace mucho tiempo atrás no sólo en el Perú sino en muchos países de Sudamérica.

Por ello, se necesitan partidos del siglo XXI, una ciudadanía informada, diálogo y un intenso trabajo para combatir la desconfianza, el rencor y el temor.

El deterioro cultural

En la PUCP, como ocurre en muchas otras universidades del país pero en distintos grados, no todos los jóvenes viven al tanto de la coyuntura del país. Existe una gran población no mayoritaria que no tiene la menor idea de lo que ocurre en él o simplemente no les interesa saberlo. Existen por ende, muchos compañeros de estudio que continúan viviendo en su burbuja.

Por lo tanto, tendré que decir que recogí opiniones y el sentir de algunos compañeros universitarios sobre la situación política y social del país. Dichas opiniones se intensificaron sobretodo en un problema que ellos sentían que el país vivía, como mencioné líneas anteriores, el deterioro cultural, que como ellos sostienen, el país requiere de una identidad nacional.

Esta idea de identidad nacional, es saber que todos somos peruanos y que por ende a la vez somos ciudadanos de un Estado que se encuentra en proceso de convertirse en Nación. Pero es difícil lograr una identidad nacional, como bien ellos se dan cuenta, por ser un país con diversas culturas, lenguas y costumbres. A su vez, señalaban que uno de los problemas del país era la fragmentación del sistema representativo. Asimismo, notaban la brecha aún marcada entre lo político y lo económico, la deficiente distribución de los recursos, como la mala focalización de las políticas sociales hacen que el crecimiento económico beneficie a algunos pocos y el nivel de la pobreza no disminuya a grandes pasos.

Un malestar, que sienten los jóvenes es la corrupción, tema que aún está en agenda por resolver en nuestra sociedad y con una clase política tan cuestionada y deficiente como la saliente, y un Congreso de la República con una mínima aceptación de la población. Muchos jóvenes se preguntan por qué el pueblo votó por Alan García y al hacerlo muchos de ellos se sonrojan y se avergüenzan al momento de aceptarlo, acaso no recordaron su gobierno pasado ó es acaso que no había otro candidato? preguntas sin contestar de muchos de ellos.

Su indignación ante la exclusión hacia un sector de la población, como mencioné, es relativa. Muchos saben que existe una diferencia entre 2 sectores de la sociedad pero muy pocos le dan la relevancia necesaria y menos aún buscan soluciones. Para ellos, sobretodo el problema fundamental en el país y no lejano al tema de la exclusión, es la identidad que todo los peruanos debemos tener.

Desafíos de los universitarios

Con todos estos temas, quisiera pasar al segundo punto que es algo más significativo para el desarrollo del país: ¿Cuáles son los desafíos que los universitarios, cumpliendo su papel de ciudadanos de un país, debemos de estar comprometidos a realizar?

Creo que la juventud desde Mariategui y Haya de la Torre ha tenido una preponderancia en el país. Hoy, más que nunca representamos algo del 40% de la población de 27 millones de habitantes. La presencia que podamos tener, como sostiene Roberto Lerner, parte de una sociedad que ha madurado. No obstante, no podemos decir que los jóvenes debemos ser los únicos quienes lavemos la bandera del país. Una reconstrucción y articulación de la clase política y la sociedad civil no es una tarea sólo de jóvenes, sino de los ciudadanos en conjunto.

Creo que la necesidad de hacer política “en serio” es latente y se plantea como objetivo central, pero tampoco creo que ésta sea una generación súper politizada. De lo que se trata es que desarrollemos nuestro papel como ciudadanos y con ese fin nos preparemos para hacer política de verdad. Por ejemplo, podríamos contribuir a los cambios sociales, fortaleciendo la democracia, apoyando la descentralización, participando en la concertación social, política y económica, ejerciendo plenamente nuestros derechos y deberes.

Tenemos que ayudar a que el país madure sin los problemas que hoy en día lo asechan como son: la violencia, la corrupción, la indiferencia social, la exclusión, la pobreza, entre otros.

La participación de los universitarios se puede realizar por distintos medios. Comenzando por la organización de mítines ó marchas cuando son concientes de alguna infracción por parte del gobierno, organizando conferencias para promover la discusión de los temas de relevancia coyuntural de los compañeros universitarios entre alumnos y de esta manera fomentar un mayor conocimiento sobre los temas relevantes a las la coyuntura o simplemente asistiendo a los mismos con el objetivo de informarse y concientizarse sobre la situación del país, recalco que no es necesario encontrarse en el Congreso de la República o en algún cargo público para empezar a trabajar por el Perú. Como bien dice Luis Fernando Crespo, nuestro asesor en UNEC, “debemos de tener una presencia activa, reveladora y no pasiva”. Entonces, no es suficiente el encontrarse en un determinado lugar sin que tu participación en él sea importante y significativa.

Asimismo, creo que Alan García, es consciente que la la población no olvida los errores grandes por su 1er gobierno, y por lo tanto, va a tener un gobierno muy vigilado. Pero a pesar de eso, todo el país debería tener siempre bien presente una dosis de desconfianza frente al régimen, tal como Degregori sugiere, porque todavía estamos en desarrollo, como dijo Luis Alberto Sánchez, el Perú es un país adolescente; por ello, los jóvenes en nuestro rol de ciudadanos debemos de salir de las bambalinas y afrontar nuestra realidad, comprometiéndonos con ella y sobretodo buscando un cambio de nuestra sociedad y en definitiva de nuestro país.

La terquedad, como una virtud

Para culminar, quisiera compartir con ustedes una parte del discurso que Gustavo Gutierrez realizó el día jueves en el Seminario Internacional “Condiciones para lograr la Reconciliación en el Perú”. Nos dijo que en medio de la situación en la que vivimos no debemos perder la esperanza, lo que no significa aguardar pasivamente, sino es un llamado a crear esperanza en los demás. Para ello, hizo uso del Evangelio de Marcos 2, 1-12, sobre el hombre paralítico al que Jesús curó gracias a la fe que tenían los hombres que lo llevaron. Lo que Gustavo rescata fue la terquedad y la creatividad, la forma como se ingenian los hombres para hacer entrar al enfermo a la casa, sin apabullarse por la cantidad de personas que estaban amontonadas en la casa donde se encontraba Jesús que les impedían el paso, buscan otro medio un poco extraño que fue el hacer ingresar al enfermo por un hueco del techo de la casa.

Estoy convencida que el futuro de una sociedad al igual que el de una persona no llega, sino, se construye.

* Este texto es parte de la exposición den el panel sobre el tema de la percepción de los estudiantes universitarios del ambiente político, organizado por la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC), el sábado 26 de agosto de 2006.

** Estudiante de Economía en la Facultad de Estudios Generales Letras de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Miembro de la iniciación del Movimiento Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC), Lima, 26 de agosto, 2006.

Fuga de talentos en el Perú

Introducción

El Perú en los últimos años ha tenido un crecimiento macroeconómico reflejado en cifras o en cuadros estadísticos; mas no en un gran sector de la población. Ello se comprueba con la relativa disminución del porcentaje del desempleo urbano-rural (1) y de la pobreza (2). La política económica, ha provocado aumentos relativos de las tasas de desocupación y reasignación de fuerzas de trabajo desde los sectores productivos (industria y construcción) hacia las ramas terciarias (comercio y servicios).

No obstante, nuestro país al igual que muchos otros países hermanos sufre un problema cuyo origen data de muchos años atrás; que es, la fuga de jóvenes al exterior, en busca de una mejor calidad de vida. Este problema es latente en nuestra sociedad pero no es afrontada por muchos de nosotros. Ella tiene dos causas fundamentales que se pueden explicar desde la economía y desde una visión social, las cuales serán descritas a continuación.

Diagnóstico del problema

* VISION ECONOMICA (DESEMPLEO)

Una causa fundamental por la cual, los jóvenes se van del país en busca de una mejor calidad de vida es el desempleo existente en nuestro país (4). La preocupación por el alto nivel de desempleo de los jóvenes es ampliamente compartida no solamente en los países andinos sino en toda América Latina y otras regiones también. Esto se fundamenta porque, la tasa de desempleo de los jóvenes de 15-24 años es el doble o triple de la tasa de adultos. Esto no es un fenómeno reciente, sino una característica visible desde hace varios años. Asimismo, el desempleo de los jóvenes se ubica muy por encima del desempleo promedio; debido a, la difícil inserción laboral de los jóvenes que pone de relieve muchas interrogantes en cuanto a su preparación educativa y profesional. Este desempleo prolongado o persistente, afecta más a los siguientes grupos poblacionales:

1. Mujeres,
2. Aquellos que en el contexto familiar son hijos,
3. Los individuos con niveles educativos secundarios o superiores,
4. Las personas solteras, y
5. Los jóvenes.

Perú: PEA Ocupada, Según Nivel Educativo- 2001 en Lima (en porcentajes)

Sin nivel 1.9
Primaria 18.9
Secundaria 28.5
Superior 50.7

En los últimos tiempos, las empresas en el mercado nacional tienen una oferta con requerimientos técnicos y organizacionales. La mano de obra no calificada es razón para bajos salarios y poca demanda en el mundo laboral cuyo interés cada vez más es en una persona más calificada, por ello, que las empresas más grandes (como las mineras) se ven obligadas a movilizar profesionales con altos grados de estudios provenientes de Lima o del exterior.

Para un mejor entendimiento se define el desempleo como la ausencia de empleo u ocupación; están desocupadas o desempleadas aquellas personas que, deseando trabajar, no encuentran quien las contrate como trabajadores. Existen 3 tipos de desempleo:

- Friccional.- Por la falta de homogeneidad y de información perfecta.

-Cíclico.- Por la demanda fluctuante y por cambios en los procesos productivos.

- Estructural.- Por factores de tipo legal o institucional.

* VISION SOCIAL( EDUCACION)



El análisis sobre el alto desempleo de los jóvenes de 15-24 años se fundamenta en las cuatros explicaciones siguientes:

1. Desajuste entre las calificaciones y habilidades demandadas por el mercado laboral y la oferta de mano de obra que se agudiza en el caso de los jóvenes por tener éstos poca experiencia laboral.
2. Las condiciones globales prevalentes en el mercado laboral.
3. El alto desempleo de los jóvenes no es un fenómeno de los jóvenes en general, sino de ciertos grupos determinados que reúnen características negativas, como el caso específico de los jóvenes de hogares pobres con educación formal incompleta y sin experiencia laboral, o jóvenes de ciertas ciudades o regiones afectados por una crisis económica local(5).



Debe tenerse en cuenta que un mayor nivel educativo, especialmente si incluye un componente de capacitación laboral, es importante porque eleva la productividad y permite incorporar tecnología más avanzada.

Consecuencias del problema

Dada las circunstancias en las que el país se encuentra; existe un desarrollo no equitativo en la educación sin una estructura adecuada, que conlleva a una pobreza educativa a la cual, los programas de reforma del Estado no reflejan un cambio notorio. Dicha pobreza es la causa mayor del desempleo en nuestro país, la deficiente mano de obra calificada; por ende, no permite una gran productividad y tampoco tiene gran demanda. No existe, por lo tanto, una hoja de ruta con el objetivo primordial: la mejora de la calidad educativa.

Soluciones

* A mayor crecimiento económico de la producción, mayor será el nivel de empleo, el cual llevará un menor desempleo en zonas urbanas con respecto a las rurales .Se podrá elevar la productividad en las zonas rurales, mediante la implementaron de programas por parte de gobierno, al sector educativo, elevando el nivel de estudio y este a su vez hará disminuir el desempleo. Por este motivo es necesario elevar el nivel educativo de la mano de obra del país y capacitarla para aumentar la productividad y mejorar los ingresos laborales.
* Más allá de una Reforma por parte del Estado la sociedad se debe de comprometer y apostar por el país, por el desarrollo de éste; no pensando sólo en sus propios intereses sino en el interés de la sociedad. Por ello, ir al extranjero a capacitarse no tiene nada de negativo; la condición es que regresen al país de origen para ayudar a los que no pudieron perfeccionar sus estudios y a los más necesitados.

(1)Tasa de desempleo

7,5 (10,3% en Lima en marzo de 2001)

(2)Pobreza total en el Perú, en los años:

2003/04……..52.0%

2005…………50.3%

2006…………48.3%

(3)PEA: Población Económicamente Activa. (desempleados y empleados)

(4)La tasa de desempleo abierto de los jóvenes urbanos de 14 a 24 años, que representan la cuarta parte, se ha elevado del 15,2% de 1996 al 16,1% de 1997

(5)El 54 por ciento de la PEA(3) nacional no ha terminado la educación secundaria, el 25 por ciento tiene secundaria completa y el restante 21 por ciento tiene estudios superiores sean universitarios o no universitarios.

BIBLIOGRAFIA:

* Beder Mosqueira Quispe, http://www.monografias.com/trabajos11/trfindos/trfindos.shtml
* MTPE- Programa de Estadísticas y Estudios Laborales- PEEL

Ana Gamarra

jueves, 15 de febrero de 2007

El amor de pareja: una experiencia de gratuidad y libertad

El mandamiento más importante que Dios nos enseño es “Amar a tu Prójimo como a Ti mismo”; este amor al cuál Dios nos invita a vivir es un amor descentrado de uno mismo. Así, si bien hay un reconocimiento personal, éste se va construyendo con el otro. Esto implica, entonces, ciertas actitudes de respeto, de honestidad, de paciencia y de comprensión que permita que la experiencia del amor se viva realmente a plenitud.

A lo largo de nuestra vida al interrelacionarnos con otras personas de una u otra manera nos encontraremos con una experiencia de amor en cualquiera de sus dimensiones. Experimentamos un amor a nosotros mismos, un amor amical, un amor fraternal, un amor paternal, un amor de pareja, un amor a Dios.

Hablar del amor es siempre complejo, pues a pesar que es un sentimiento que marca trascendentalmente nuestras vidas y del que se ha hecho referencia casi desde el principio de la historia da la humanidad, aún nos sigue sorprendiendo, aún seguimos hablando de él y aún nos falta entenderlo completamente.

Por eso, en este artículo nos dedicaremos al amor de pareja e intentaremos reflexionar que tan intensamente y a plenitud vivimos esta dimensión del amor a la luz de nuestra experiencia de fe. Consideramos que una fe Católica, asentada en la vida de Jesús y su seguimiento no ofrece referentes claros desde una concepción de amor que se asienta en la gratuidad y la libertad.

Es probable que cada uno de nosotros tengamos la experiencia del amor en la mayoría de sus dimensiones pero no siempre las vivimos a plenitud y en muchos casos nos dejamos llevar por una sociedad cada vez más marcada por el consumismo, el individualismo y el libertinaje.

Es fácil decir un “Te Quiero” o un “Te Amo”, pero lo más difícil es demostrarlo con nuestras actitudes. Somos concientes que muchas veces nos equivocamos y hacemos que estas palabras se queden huecas y pierdan densidad al confundir las cosas, nos engañamos y, con o sin intención, jugamos con los sentimientos de otras personas. Perdemos el horizonte y en vez de amar gratuitamente, es decir, desvivirse por la persona amada sin esperar más recompensa que la plenitud del ser amado, nos preocupamos más por cuanto amor nos dan; en vez de amar en esperanza, de manera que el amor sea aliento de vida y de posibilidad para la otra persona, “amamos” con expectación condicionando y limitando al ser “amado”.

Así, un amor de pareja vivido a plenitud debiera ser una experiencia liberadora, que no anule los proyectos de vida individuales sino que los potencie y complemente y que juntos puedan construir proyectos comunes.

Comunidad Hugo Echegaray

Monseñor Oscar Romero

Oscar Arnulfo Romero, salvadoreño, fue Arsobispo de San Salvador en el año 1977, año en que el San Salvador se vivían tiempos de violencia y masacres que cometían los militares y poderosos de la elite hacia los campesinos y a la iglesia. El asesinato del Padre Rutilio, un niño y un anciano, las injusticias, la opresión a los campesinos y violaciones de los derechos humanos, convirtieron a Monseñor Romero de un religioso débil de carácter y conservador a un religioso que reaccionaba ante la situación de los pobres como Dios se lo pidiera, fue vocero y portador de la palabra de Dios, él comprendió que la manera de amar a Dios es anunciando el Evangelio a los pobres, que los reconfortara y los alentara, llamándolos a una conversión, a tener esperanza donde había mucha desesperanza.

Su vida es gran testimonio de amor a Cristo, amor al prójimo, amor a los pobres, reflejo de madurez humana y de fe, hizo que los pobres vieran en la iglesia una opción de vida y esperanza. Tuvo a poyo de los religiosos del lugar, junto con los representantes de la iglesia católica de San Salvador decidieron que las misa que celebraban también pudieran ser transmitidas por radio para que pueda llegar a todo el pueblo. En sus homilías reclamaba a las autoridades sobres las injusticias cometidas, hacía de las lecturas bíblicas sean referidas a la situación del país.

“La palabra queda. Y éste es el gran consuelo del que predica. Mi voz desaparecerá, pero mi palabra, que es Cristo, quedará en los corazones que lo hayan querido acoger”.

En su tiempo planteó la manera de ver a un hombre, verlo con los ojos de Dios, siendo Dios expresado en cada vida humana de su pueblo y de aquellos que sufren injusticias, enfatizaba mucho el de vivir la solidaridad con los pobres y el que no tiene el compromiso de solidaridad con ellos no es digno de llamarse cristiano.

A Monseñor Romero lo asesinaron cuando estaba celebrando una misa, sus palabras, su anuncio del amor de Cristo a los pobres y su persistencia en que se creara una sociedad mas justa y mas humana, están vivas en los corazones de los pobres y de todos aquellos que creemos en un Dios de la Vida.

¿Cómo estamos viviendo nuestros compromisos con los pobres? ¿Somos anunciadores del evangelio en nuestra vidas, en nuestros compromisos? ¿Somos coherentes con lo que anunciamos sobre el Dios de la vida? ¿Dejamos que Cristo acoga nuestros corazones?

Maricruz Hernández Chujutalli

Realidad Social: Democracia y Desarrollo

Democracia y Desarrollo

Desde nuestra experiencia y nuestras reflexiones democracia y desarrollo no siempre van de la mano. Lo que pasa en nuestro país en muchos casos es que existe una democracia formal, jurídica, pero que en la práctica no se vive. Una condición básica para vivir en democracia es respetar los derechos mínimos (económicos, sociales y culturales como por ejemplo el derecho a la educación, salud o trabajo) que cada persona debe tener por ser humano, nos referimos a los Derechos Humanos.

Desde un enfoque económico, cuando se piensa en desarrollo, a pesar del discurso de una economía con rostro humano, lo cierto es que los economistas comienzan a ver al país como un Perú en cifras, indicadores importantes pero no deben quedarse solo en cifras. Una variable importante en el análisis creemos que es la política; la voluntad política para implementar un desarrollo económico que apunte a resultados de largo plazo y no a coyunturas, en muchos casos populistas, es de suma importancia para asegurar la democracia y desarrollo en el País. A nivel de política internacional también nos surge la interrogante sobre si realmente la cooperación internacional es beneficioso para el país: ¿realmente es cooperación para el desarrollo? ¿Cómo se negocian? ¿Qué es lo que hay detrás, qué se da a cambio de qué…? ¿Serán todas las autoridades responsables de este tipo de negociación?

Desafíos de la Opción Preferencial por el Pobre (OPP)

Estas realidades comentadas interpelan profundamente nuestras opciones de católicos comprometidos con los más insignificantes de nuestro pueblo. Una mirada que compartimos ampliamente es que hoy nuestro país se encuentra en un proceso de descentralización sin precedentes, por primera vez en la historia nacional, existen leyes que respaldan la participación ciudadana como la ley del presupuesto participativo y los planes de desarrollo concertado.

La importancia de la participación ciudadana en la exigencia de los derechos sociales a través de los diferentes mecanismos de exigibilidad. Empezando básicamente por los derechos a la educación y a la salud -base del desarrollo integral de cada ser humano- para poder progresivamente ir creando un país donde el verdadero centro de su existencia sea la preservación y búsqueda del desarrollo integral de cada ser humano.

En nuestro país es de suma importancia que los universitarios y profesionales estemos vigilantes a los ingresos del país para que los gobiernos regionales, municipales y el gobierno central puedan hacer un correcto uso de las mismas.

Cómo profesionales formados con una clara orientación social desde la sociología, la economía y los Derechos Humanos es inadmisible estar de espaldas a esta realidad y no ponernos al servicio de las personas que participan de estos espacios como la asesoría técnica que se necesita para poder tener una participación efectiva.

Maricruz Hernández (Economista)

Andrea Ofracio (Abogada)

Luis Malaspinas (Sociólogo)