jueves, 19 de junio de 2003

EL SENDERO DE LA IGLESIA SURANDINA

EL SENDERO DE LA IGLESIA SURANDINA

Pueblo andino, ponte a cantar

Pueblo que canta no morirá

Pueblo que canta no morirá

(sembrar la vida y la paz – Canción)

La culminación de la década del 70 encarnó el nacimiento de una de las épocas más sangrientas del Perú. En 1980 Sendero Luminoso se alzaba en armas y ya para la fecha tenía en su haber un número importante de zonas liberadas[1], fruto del trabajo político y militar desplegado en la década del 70. Esta ideología germinaría, debido a la ausencia de otra propuesta política que le hiciera frente, lo cual demuestra el caos político y partidario en el que se hallaba el Perú.

Para 1988, se consideraba que Sendero Luminoso había conseguido en cada distrito del departamento de Puno, un grupo de apoyo, captando principalmente a personas vinculadas al magisterio, estudiantes universitarios o de institutos pedagógicos; asimismo construyendo comités populares[2] en algunas comunidades campesinas.

A diferencia de otros departamentos del país que fueron golpeados por la violencia política, estos hechos tendrían una firme oposición, experimentándose una respuesta de la Iglesia Católica del Sur Andino, las organizaciones campesinas que se hallaban en pleno proceso de reestructuración de tierras[3], el Partido Unificado Mariateguista (PUM), el movimiento de derechos humanos, y la sociedad civil ante la violencia política, estos fueron ejes importantes que permitieron que ésta se desarrollara de manera diferente, aplacando violaciones a los derechos humanos, que se dieron en menor magnitud, considerando a Ayacucho y Apurimac respectivamente. Cabe mencionar la multitudinaria respuesta ante el atentado que sufrió en Instituto de Educación Rural IER Waqrani, de propiedad de la iglesia Católica, el 21 de mayo de 1989 caso emblemático que recoge algunos testimonios importantes, sobre la respuesta de la iglesia ante tal hecho: “...Repudiamos este ataque en contra del Instituto de Educación Rural, como también los mismos hechos perpetrados en la granja de Chuquibambilla y del local del concejo distrital de Macarí. Pero con más fuerza condenamos el asesinato de dos autoridades indefensos de este pueblo de Macarí, el Sr. Juez de Paz y el Teniente Gobernador. La vida es un don de Dios “NO MATARAS”.

Esta iglesia de Ayaviri a pesar de todos estos hechos de violencia, reafirma su firme voluntad de seguir a través del IER y de todos sus agentes pastorales de las tres provincias de Melgar, Carabaya y Sandia. Su tarea de evangelización y de promoción humana”[4]

Las marchas “Por la Vida y la Paz”, congregaban a una cantidad considerable de personas, en donde se demostraba que el pueblo estaba en contra de la violencia y la muerte, impulsando asi, una respuesta por parte de la sociedad civil organizada, generando conciencia en la opinión pública, aquella que se hallaba distante de los hechos de violencia o era afectada indirectamente por esta.

La violencia política en Puno tuvo características muy particulares. Por un lado estaban la organización y movilización campesina por la tierra, las iniciativas eclesiales y la presencia de activistas políticos de identidad mariateguista. Por otro lado, los viejos y nuevos propietarios, los funcionarios de las empresas asociativas. Este escenario se hacía más complejo con la presencia del Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso y las fuerzas policiales y armadas.

Por aquellos años la presencia de la iglesia católica era importante en todo el departamento de Puno, una iglesia que pregonaba y practicaba la Opción Preferencial por los Pobres, ya que veía en ellos la semejanza con el Señor, comprometiéndose con sus luchas sindicales y reivindicativas: “...La iglesia considera que el campesinado con las tomas de tierras ha acelerado, digamos, ha forzado al gobierno actual a dar la ley de reestructuración y a llevarla a cabo. (...) La iglesia entonces respeta y apoya ese camino de no violencia que ha utilizado el campesinado, como es la toma de tierras, para solucionar ese problema (...) Se nos dice ¿La iglesia, entonces, se identifica o apoya al gobierno actual? La iglesia se identifica y apoya al campesinado. Si el gobierno actual, o cualquier otro gobierno, toma medidas que benefician al campesinado, y eso significa beneficiar la vida de este pueblo, la iglesia debe apoyar estas medidas.”[5]

Desde esta perspectiva la iglesia continuaba su evangelización, con una propuesta diferente, leyendo el evangelio desde los más necesitados, además de una defensa frontal de la vida y de los derechos humanos ante cualquier agente. No era extraño que en los seminarios, encuentros, talleres y congresos dirigidos a Laicos y agentes pastorales, se abordaran temas referentes a la defensa de los derechos humanos, tal es el caso de las semanas sociales organizadas por el Instituto de Pastoral Andina (IPA), lugar de encuentro y reflexión: “...Convocar ahora a una Semana Social significa releer y anunciar el evangelio (...) Es por eso que esta Semana Social, de carácter popular, pretende concretamente generar un espacio de reflexión e intercambio de opiniones y experiencias sobre los retos y posibilidades de la región Sur Andina (...)Democratización y participación popular: Cómo hacer real la participación popular en los gobiernos locales, regionales y en las propuestas ante el estado. Analizar también la situación de los derechos humanos y la propuesta del pueblo para la pacificación ante la creciente espiral de violencia.”[6]

Cercados por una fuerte respuesta de la ciudadanía ante la vejación de los derechos humanos, Sendero Luminoso vio caer sus posibilidades de avance y expansión, con la mayoría de sus comités zonales debilitados, fruto de una mal aplicada estrategia político-militar, encontró su posterior debilitamiento en gran parte del Sur Andino.

Las estrategias empleadas por la iglesia católica sirvieron, en la mayoría de casos, para llevar adelante esta lucha en contra de la violencia, citaremos el caso de las tiendas comunales, lugar de abastecimiento de víveres para los campesinos, las cuales eran subvencionadas por la iglesia, buscando que los campesinos accedan, a precios cómodos y en época de crisis a fuentes alimenticias, además del apoyo en la formación y capacitación de campesinos en técnicas de cultivo y ganadería mediante los Institutos de Educación Rural (IER), que más allá de ser una entidad netamente técnica, formaba y capacitaba a los campesinos en liderazgo y organización.

Finalmente, sería interesante recapitular las palabras de Monseñor Albano Quinn, quien fuera Obispo de Sicuani (Cuzco) en plena época de violencia política: “Los derechos Humanos se violan no sólo por la represión, los asesinatos, sino también por la existencia de condiciones de extrema pobreza y de estructuras económicas injustas que originan grandes desigualdades.”[7]

Seguros de que la memoria será una de las características fundamentales en nuestras vidas de aquí en adelante, y que esta debe volar libre cual mariposa surcando los cielos, abriéndonos al diálogo y buscando alternativas viables para el desarrollo de nuestro país, nos queda la “terca esperanza”[8] de un mundo en el que todos sus habitantes vivan en armonía, respeto, justicia y fraternidad. Que los hombres construyan su historia, aquella historia cuyos cimientos se hallan en el más pobre y en el más olvidado y no la que acostumbramos a oír en los colegios o escuelas con una visión reduccionista de lo que significa nuestro Perú.

Aprender de las lecciones, concientes de que todos somos, en alguna medida, hijos de la violencia, construyendo, desde ya, propuestas y alternativas diferentes para que el abuso y el caos no estén consideradas dentro de las opciones para lograr cambios en nuestro país.

Por: Aldo Santos.

Comunidad en Formación

UNEC -PUNO



[1] Termino empleado por SL para referirse a los lugares de los cuales tenían dominio absoluto

[2] Sistema de gobierno de SL

[3] Las tomas de tierra fueron formas de presión al gobierno ante una injusta distribución de las tierras adjudicadas después de la Reforma Agraria de Velasco

[4] Extracto del comunicado emitido por la prelatura de Ayaviri, un día después del ataque al IER Waqrani. Fuente: Pastoral Andina Nº 67, 1989 Pag. 30

[5] Palabras del Padre Luis Jesús López en el congreso Teológico, Eucarístico y Mariano del Sur Andino, Setiembre de 1987. Fuente: Pastoral Andina Nº 63 Pag.11 1987

[6] Carlos Alberto Lopez. Fuente: Pastoral andina Nº 73 Pag 9 , 1990

[7] Mons. Albano Quinn, “Escogí el camino de la vida, reflexiones desde el ande” CEP, 1997, Pags. 69-72

[8] Título del documento de la Comisión de la verdad y Reconciliación referente al caso Lucanamarca

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