domingo, 31 de diciembre de 2006

Experiencia voluntariado de Sicuani, 2006.¡mas que un verano!

La experiencia de voluntariado en Sicuani comienza desde las motivaciones y expectativas hasta finalmente la huella que ha dejado en mí la labor desempeñada en esas hermosas tierras con una gente excepcional.

Durante mi trabajo en la posta me regalaron un texto que significo mucho para el trabajo que estaba haciendo pero que quedo también como parte de una oración personal “Señor me has escogido para curar... alivia mis cansancios, ayúdame a ser buen samaritano competente en mi trabajo, humano y servicial…”. Sicuani para mi fue muy importante porque alimentó mi esperanza en la humanidad, en la gente, en nuestro País, aun estando en graves situaciones de carencia existe gente no solo buena sino gente que construye día a día país, algunos de forma mas consciente y organizada como los voluntarios locales y el padre Luciano y demás, pero otros simplemente con su concepto y actuar de ser madre, padre de familia o de lo que quedo de ella.

En la profesión somos formados para curar. No niego haber recibido una buena formación en los aspectos necesarios para ser un buen médico, por un lado la ciencia y el arte de la medicina durante 7 años en la universidad y por otro la reflexión y “el corazón” en UNEC; sin embargo esta experiencia fue rica porque cada salida de uno mismo en una experiencia como ésta, permite no solo descubrir lo útiles que podemos ser sino “ que estan en construcción seguimos” nos alimenta de experiencias, une vidas.

Yo inicie el voluntariado con muchas expectativas y puedo decir finalmente que todas ellas fueron cumplidas y hasta tuve regalos inesperados, “dulces todos ellos” un gesto de cariño, la llave de la posada de Belén? Como símbolo de agradecimiento y una invitación eterna para el retorno a ese “lugarcito acogedor”, detalles de amistad y ejemplos de vida.

Mi lugarcito acogedor quedaba limitado por escasas cuadras, en la ruta: “parroquia-posta-posada” conformada por lo tanto por la calidad humana de cuantos cruzaban por ésta. El padre, agente de cambio desde una opción radical de seguimiento a Jesús, miembro de una “iglesia sureña comprometida” amigo, acompañante de esta gran experiencia .Los voluntarios locales, con su energía, preocupación perenne por el desarrollo de los niños, donadores de amor, de su tiempo, sus conocimientos y todo lo que puedan dar incluso ellos mismos. Las amigas enfermeras de la posta: Madeleine y Mérida, con un gran espíritu de servicio y una reconocida sed de conocimientos y crecimiento profesional para poder brindar un mejor servicio, muchas veces hicieron mucho con paciencia y una verdadera preocupación por la salud del paciente , a veces “ solo oyendo” el dolor del otro. Los niños de la posada, angelitos en la tierra, “aves fénix”, con experiencias de vida bastante fuertes, devastadoras que a muchos nos hubiesen derrumbado, pero ellos “viven” y siguen siendo capaces de dar amor de forma asombrosamente espontánea, están en a posada con mucha suerte y durante su estadía reciben mucho calor humano y ayuda en su crecimiento, estoy segura salen mas fuertes a hacerle frente aun en su condición de niños a el mundo adulto y sus actitudes inhumanas. Esta experiencia no hubiera sido la misma si en el camino no hubiese descubierto dos nuevos amigos: Dalila y Claudio “la soñadora pilas” y el “cariñoso ordenado”,ambos abogados prometedores, amigos que alimentaron mi esperanza, que enriquecieron mi experiencia en Sicuani , amigos hacedores de hoy, amigos que estoy segura construirán historia a partir de su quehacer profesional y opción de vida

Mucho he recibido, doy gracias por ello, lo que comenzó como una actividad con muchas ganas de dar se convirtió en un constante recibir. Durante nuestra estadía tuvimos contacto, gracias a una homilía y un presente del padre Luciano, con la primera encíclica del papa Benedicto XVI, incluso su concepción de voluntariado fue un regalo:..El voluntariado no es solo dar un tiempo para realizar alguna actividad al servicio de los demas… sino es darse uno mismo”. Esa es la gran tarea que queda de este voluntariado. Darse uno mismo siempre, en todo quehacer al servicio de los demás, al servicio de los más débiles, enfermos y pobres. “Dar la vida misma”.

Para terminar quiero compartir un mensaje de salida de uno mismo, desde una opción cristiana “Vayan y proclamen que esta llegando el reino de los cielos, sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los leprosos, expulsen a los demonios. Gratis lo han recibido entréguenlo también gratis”. (MT 10.1-8).


Karina Liz Quiñones Huayna

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